“Reinosa mostró, en lo que pudo, que la historia está llena de gestos de rebeldía a la resignación”

Marcos Gutiérrez es trabajador social. Aunque nacido en Santander, a los siete años se fue a vivir a Reinosa, y se siente muy vinculado a la comarca. Vivió con intensidad la Primavera del 87, y es uno de los autores del libro «Reinosa contra el miedo» (1988, Editorial Revolución), que recopila los hechos acaecidos en 1987 a través de los testimonios de sus protagonistas.

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ENFOCANT: ¿Qué recuerdas del 16 de abril, el día en que hirieron de muerte a Gonzalo?

MARCOS GUTIÉRREZ: En el pueblo había conciencia de que algo iba a pasar. El hecho de que la Guardia Civil se hubiera retirado en las condiciones que todo el mundo conoce el 12 de marzo no dejaba duda de que la venganza se iba a sentir en el pueblo. El Jueves Santo hacía un día bueno y la gente estaba en la calle paseando y hablando, pero se percibía una tensión importante. En el momento en que pitó el tren que venía de Madrid hubo un ataque desmesurado contra la población. Yo estaba en el Parque de Cupido, sobrevoló un helicóptero, la guardia civil cargó, nos metimos en un portal, saltamos a una especie de finca, y a partir de ahí comenzamos a ver espectáculos que ya están recogidos: gente detenida, apaleada, heridos, la sirena de la fábrica sonando, las sirenas de las ambulancias… una especie de guerra. Un ataque contra toda la población. Yo había visto en la Universidad y en el trabajo ataques de las Fuerzas de Seguridad del Estado, pero, como eso, nunca.

ENFOCANT: Y las fuerzas represivas se trasladaron a Matamorosa…

M. GUTIERREZ: El estado de sitio duró todo el día, pero cuando empezó a hacerse de noche se centraron en Matamorosa, que está cerca de las dos fábricas. Allí fue bestial. Se cortó la carretera y se intentó cortar la vía varias veces. Destacaron especialmente las mujeres, que habían visto los ataques de Reinosa y cortaron el puente, porque entonces no había autovía, pasaba por el pueblo la carretera a Madrid. Cortaron los accesos para que la Guardia Civil no pudiera recibir refuerzos de otros puntos (Burgos, Miranda de Ebro) y nos masacrasen. Los cortes se establecen en Matamorosa y cargan de una manera bestial. Allí es donde Gonzalo se refugia en el bajo de su casa, y allí es donde le echan los botes y demás.

ENFOCANT: ¿Qué tipo de acciones se llevaron a cabo en el mes posterior?

M. GUTIERREZ: Durante ese mes se realizan muchísimos actos de solidaridad con Reinosa en Santander. Además, había huelgas en Cunosa y Fyesa y había muchísimo malestar. La gente de Reinosa, cuando volvimos a nuestros respectivos sitios, nos dedicamos a contar a la gente lo que estaba pasando en nuestro pueblo. En Valladolid, por ejemplo, se organizó un acto y el salón de grados de la facultad de filología se llenó. Como la prensa no lo contaba, lo contábamos nosotros. Y lo mismo hacíamos en Santander. Movimos a la gente con los videos de Reinosa y con charlas de gente de Asamblea Ciudadana y del comité de empresa. Se organizó una especie de Comité de solidaridad desde Santander, pero en realidad había gente de todos los puntos del Estado.

ENFOCANT: ¿Cómo viviste el desenlace?

M. GUTIÉRREZ: Iban dando de alta al resto de gente, que era una barbaridad, y los últimos días la familia empezó a comentar que el desenlace iba a ser fatal. Y Gonzalo murió. Recuerdo perfectamente que a las siete de la mañana nos levantamos y preparamos una especie de comitiva desde Santander. Mucha gente que teníamos relación con Reinosa y otra que no, por solidaridad, fuimos a Mataporquera que es donde se le enterró, aunque primero pasamos por Reinosa y Matamorosa que es donde había vivido. Me impresionó que, al salir de Santander, cuando íbamos pasando por los pueblos de Cantabria, la gente aplaudía. Sobrecogía. Cuando llegamos a Reinosa, aquello era impresionante: todo el pueblo en la calle, la Asamblea Ciudadana con claveles en el centro de la ciudad, una cadena humana desde Reinosa hasta el pueblo donde él había vivido, Matamorosa (unos 3 kilómetros), a derecha e izquierda tirando claveles al coche fúnebre… Después nos fuimos a Mataporquera y estuvimos esperando para el entierro. Recuerdo que vino gente de muchos sitios: asturianos, vascos…luego vinieron las lavadas de manos de gente como Daniel Mediavilla  [entonces alcalde de Reinosa por el PSOE], que debieron pensar que, una vez muerto Gonzalo, era el momento de enterrar la historia… y en parte lo consiguieron, con la ayuda de la prensa. Era la época de la legislatura fuerte de Felipe González.

ENFOCANT: A partir del entierro de Gonzalo, ¿cómo se desarrollan los hechos?

M. GUTIÉRREZ: Empieza la problemática de la empresa. Hasta entonces se había vendido como una cuestión de orden público, y a partir de mayo empiezan a poner las listas de gente que va a salir de la empresa, lo que es el conflicto laboral en sí mismo, pero desactivado por la represión que había habido y ya con poco margen de maniobra.

ENFOCANT: ¿Hubo represalias contra las personas implicadas en la lucha?

M. GUTIÉRREZ: Sí, hubo una represión fuerte y la personas combativas fueron las primeras en salir sin incentivar, aunque la lista total fue muy grande. La lista estaba hecha y bien hecha en el sentido de cortar las cabezas de la gente que se había distinguido por su capacidad de combate.

ENFOCANT: ¿Qué consecuencias crees que ha tenido todo esto en la memoria y el presente campurriano?

M. GUTIÉRREZ: Por el lado material, en una zona que vivía de la industria desde 1920, la población decrece porque las perspectivas de futuro son nulas. Las empresas se fueron adelgazando y, a partir de ahí, se va produciendo un deterioro rapidísimo del tejido industrial de toda la comarca, a pesar de todas las promesas de desarrollo que se habían hecho. Luego, por el lado humano, se produce una especie de depresión colectiva, de impotencia con pensamientos como «no se puede hacer nada», «más que se ha luchado aquí ya no se puede», «qué más se puede hacer», «nos han manipulado»… Una especie de despertar de la inocencia, de pérdida de ilusión colectiva. Por el lado positivo, me llama la atención que la gente más joven que lo vivió hoy tiene una especie de orgullo, porque hubo dignidad y quienes se sacaron al foto en negro fueron los poderes. La gente hizo todo lo que pudo. Hay generaciones jóvenes que se han preocupado de lo que vivieron las otras generaciones y se han vinculado incluso afectivamente al tema, y eso les supone el orgullo de una comarca que se enfrentó a un poder bestial. Y creo que el poder sacó la lección de que cuando las cosas empiezan a tener una cierta repercusión hay que aplastarlas radicalmente, no dejar nada.

ENFOCANT: ¿Qué relaciones establecerías entre la situación de entonces y la actual?

M. GUTIÉRREZ: Nos ha tocado una época en la que estaban abandonados conceptos como la solidaridad, la combatividad, la lucha… que parecían del siglo pasado. El ataque que sufrimos desde el neoliberalismo es algo que me hace recordar cosas que hace 25 años viví, una especie de «para que yo gane, tú tienes que perder». Y los que ellos calculan que tienen que perder somos la mayoría, lo cual me recuerda otra situación: una gente en un despacho decidiendo lo que tienen que padecer los demás. Luego, las épocas son diferentes porque se ha perdido combatividad, y han aprovechado esas debilidades para darnos la anteúltima vuelta de tuerca. Soy optimista en que lo que pase depende de nosotros, depende de la gente, en Reinosa, en Cantabria o en el Estado. Y las páginas de la historia están llenas de gestos de negativa a la resignación que, creo, es una enseñanza que, en lo que pudo, dejó la comarca de Reinosa y que debiéramos recoger hoy. Hoy hay muchas empresas amenazadas y conviene recordar, aunque las épocas sean diferentes, y las formas de enfrentarse también, que nos podemos enfrentar, que se gane o se pierda hay que hacerlo, por dignidad, y que van a venir épocas por las que conviene de vez en cuando desempolvar los libros y recordar la historia bien reciente que hemos tenido aquí hace 25 años.

Patricia Manrique. Extraído de Enfocant.

www.enfocant.info/entrevistas/reinosa-mostro-en-lo-que-pudo-que-la-historia-esta-llena-de-gestos-de-rebeldia-a-la-resignacion

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